Los consumidores se han ido acostumbrando a la posibilidad de que las aplicaciones y servicios digitales que utilizan recopilen y vendan sus datos personales, como su dirección electrónica, contactos en las redes sociales, historia de navegación y ascendencia genética.
Con el
surgimiento de las neurotecnologías de consumo, los datos que se
recopilan son cada vez más privados. Una banda en la cabeza monitorea la
actividad cerebral del usuario para operar como guía personal de
meditación. Otra asegura que puede ayudar a tratar la ansiedad y algunos
síntomas de depresión. Una más lee e interpreta señales cerebrales cuando el usuario se desplaza por las aplicaciones de citas,
supuestamente para ofrecer mejores conexiones (“‘Escuchar a tu corazón’
no es suficiente”, sostiene el fabricante en su sitio web). Ler mais
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